P.
M. V.
En
1983, la nueva escena musical del pop español ya estaba lo
suficientemente consolidada como para que las multinacionales lanzasen sin
reparos nuevas apuestas de pop electrónico a la caza de un público
mayoritario educado con los primeros trabajos de Mecano, Azul y
Negro o Tino Casal. Entre las nuevas apuestas, RCA (que
se había estrellado literalmente con Zombies), decidió recuperar
la formula de dúo clásico a lo Juan y Junior, pero adaptándola a
los nuevos tiempos, con mucho glamour estético (no exento de buenas dosis
de ingenuidad juvenil), cajas de ritmos y sintetizadores por doquier. De
esta forma, un proyecto de dos jóvenes vocalistas y músicos llamado Diseño
pudo darse a conocer al gran público.
Diseño
era un dúo de San Sebastián (Guipúzcoa) formado por Pablo
Pinilla y Miguel Ángel Zubillaga, dos jóvenes con cara de
chicos formales y un llamativo look new-romantic, al estilo
de los primeros Spandau Ballet o Duran Duran. Su música era
puro bubble-gum electrónico, con textos intrascendentes de corte
premeditadamente adolescente y cierta similitud musical con los grupos más
comerciales del pop electrónico europeo como Scritti Politti, Gazzebo
o Ryan Paris.
Diseño saltó
al ruedo del pop mediante un mini-elepé titulado ‘Fin de
semana’ editado por RCA en 1983. Aquel trabajo contenía
las canciones ‘¡Problemas, no!’, ‘Pájaros en mi cabeza’,
‘No puedo pensar’, ‘Quiero tocar allí’ y ‘Fin de
semana’, contando con un despliegue editorial poco habitual para
unos debutantes. Y es que de esta opera prima se extrajeron dos maxi-singles
que incluían como cara ‘B’ otras tantas canciones del álbum (prácticamente
la totalidad del trabajo), amen de que su edición, además de en vinilo,
también se podía encontrar en cassette, toda una hazaña para un
producto de cinco canciones. La producción corrió a cargo de un joven
pero experimentado Luis Delgado, que mezcló los temas en Trak,
uno de los estudios madrileños más lujosos del momento, contando además
con Gonzalo Tejada como arreglista y un ingeniero de sonido de
excepción: Eugenio Muñoz, pulidor de momentos memorables del pop
estatal.
Al
año siguiente, en 1984, la multinacional RCA, animada por
los resultados obtenidos a través del debú de Diseño, se apresuró
a publicar un segundo trabajo del dúo. El resultado fue un álbum
titulado ‘Ser o no ser’ en el que se notaba que habían
madurado sus ideas. La intención comercial permanecía intacta, pero en
la instrumentación de los temas se notaban grandes avances, sobre todo en
la programación de las cajas de ritmos, los múltiples arreglos de
sintetizador y la presencia de un bajo de visos funk que aportaba
contundencia a las bases musicales de las canciones. En este segundo
vinilo destacó el tema ‘Juegos de Amor’, que obtuvo un notable
éxito en las programaciones musicales radiofónicas del país.
Alejados
de los ambientes musicales más cool del momento, Diseño
fue prácticamente ignorado por la crítica musical especializada, que les
relegaba a las hordas del pop ligero y les tildaba de producto
eminentemente comercial. Poco después, el dúo fue desapareciendo de la
escena musical cuando Pablo Pinilla optó por potenciar su carrera
de productor y compositor, especializándose en el lanzamiento de
productos de pop ligero para un consumo mayormente adolescente: Modestia
Aparte, David Santisteban, Tess, Flans, Mimanía,
o, más recientemente, algunos de los chicos surgidos del fenómeno mediático
Operación Triunfo a través del sello Vale Music.
La
herencia de Diseño se puede rastrear, quizás de forma no
premeditada, en grupos del siglo XXI como Ellos,
curiosamente también un dúo.
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