Caray
No es sólo que esta canción les va como anillo al dedo, ni que la interpreten con la arrogancia de quien lleva la razón de una manera tan soberbia.
Entre nieve y controladores aéreos redescubro discos que he abandonado por falta de tiempo. Siempre es bueno acudir a los clásicos, pero si es un directo, como el “Enjoy” de Jaime Urrutia, mucho mejor. Este disco tiene tantas grandes canciones como grandes momentos. Sin lugar a dudas uno de esos grandes momentos es la colaboración de Loquillo en “Caray”.
No es sólo que esta canción les va como anillo al dedo, ni que la interpreten con la arrogancia de quien lleva la razón de una manera tan soberbia. Esta canción va más allá, es una nueva actitud de rock and roll. Que dos de los mejores rockeros de este país hagan a dúo un tema que ensalce los valores de la educación, de los buenos modales, es lo más contracorriente que he podido escuchar en los últimos tiempos. En días como los de hoy un mensaje así es ir en contra de lo que imponen las finas líneas de la (no) corrección social (“… ceder asientos en el autobús”).
Los que de verdad son grandes no sienten miedo a desprenderse del rebaño de modernitos que les rodean, aquellos que viven en un permanente estado de adolescencia patológica, cuya única misión en sus vidas es ir en contra de todo aquello que de pequeño les enseñaron sus padres.
He redescubierto esta canción. Es uno de los mejores alegatos a favor de la personalidad y del estilo del individuo, es una patada directa a la sien del egoísmo, es la entrega a los demás, el fastidiarse uno para mejorar la vida del otro, es una lección de decoro en el vestir, una reverencia a los demás cuando caminas por la calle. En resumen, es una manera de dignificar nuestras vidas.
Sólo dos maestros como Jaime Urrutia y Loquillo podrían representar semejante actitud de verdadero rock and roll, y no la bazofia que nos inyectan los “regrés” que piensan que el rock and roll es un eslogan y una máquina de hacer dinero.