por
Itxu Díaz (Director Popes80.com)
"Según la estadística nacional, una voz como la de Eva Amaral tendría
todos los boletos para haberse metido de lleno en el circuito pegajoso
y aburrido de la canción fácil, cantando éxitos discotequeros o
baladas carroñeras, escritas siempre por otros, viajando sin retorno
en el resabiado vagón del éxito." |
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Lo estaba pensando esta mañana, en
pleno desayuno. Con la prensa del sábado cargada de fotografías artistas
modelos o modelos artistas, y rostros sonrientes. Grandes voces de la
música española, dicen los titulares. Y pensaba: pero ¿quién?, ¿quiénes
son esas voces? ¿Pueden considerarse grandes voces españolas a nuestro
batallón de grandes cantantes que han vendido su carrera a lo fácil;
muriendo con su futuro alquilado a la música latina, incapaces de escribir
una maldita letra? Con esos ritmos pegajosos y cansinos, aburridos y
fáciles. Requeteplagiados, y me apunto el término. ¿Son ellos realmente?
Pues claro que no.
En España cada vez que aparece un
cantante con voz, o sea con Voz, con mayúsculas, con voz de verdad, de los
de antes, se entrega de inmediato a la cancioncita destinada al politono
del mes. Al ritmo del momento, a lo que digan quienes los teledirigen al
éxito, plegados ante un camino escrito antes de tiempo, sin posibilidad de
modificarlo. Muy pocos tienen la garra suficiente para irse a otros
terrenos, por su cuenta, donde la creatividad también puntúe. Muy pocos se
atreven a jugársela -a pesar de su voz- a zonas musicales donde la voz
resalta menos en las canciones, porque allí no lo es todo.
Y por eso le daba vueltas al tema y lo
pensaba hoy. Tenemos que dar las gracias a Amaral, y ponernos en pie y
lanzarle una sonora ovación de dos o tres semanas de duración. Según la
estadística nacional, una voz como la de Eva Amaral tendría todos los
boletos para haberse metido de lleno en el circuito pegajoso y aburrido de
la canción fácil, cantando éxitos discotequeros o baladas carroñeras,
escritas siempre por otros, viajando sin retorno en el resabiado vagón del
éxito. Pero no, Amaral se tiró de cabeza al pop rock. Y acertó por
valiente. Y sus éxitos, sus fotos con los discos de oro suenan a otra
cosa, suenan más sinceros. Porque junto a Juan Aguirre forma un tándem
cuyas canciones ya han quedado ligadas para siempre a la historia dorada
de la música pop española. Única y exclusivamente por su valía.
De pocos grupos me alegro tanto de sus
ventas como de Amaral. Celebro como si fuera mío cada éxito de este grupo.
Gracias, Amaral, por tener la valentía de jugar en nuestro equipo, en el
de los artistas de corazón, en el de poprock nacional, en el de los
creadores no en el de los imitadores, en el que verdaderamente nos
importa.
Gracias y que sea por muchos años.
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