por
Alberto García (A&R)
No dispongo de
la objetividad suficiente como para hacer crónica de un concierto.
Consciente de esa carencia me permito disfrutar de las vuestras que en
primera instancia también son algo mías. En esta ocasión, llevado
quizás por una deuda contraida con todos vosotros quisiera al menos dejar
constancia de mi gratitud no por que participarais en presencia o en
ausencia en un concierto como el de ayer. No, eso sería una visión
simplista de lo que se vivió ayer y siempre. Mi gratitud es más
extensible y más tangible. Algún ilustrado del marketing musical estará
convenciéndose de que lo vivido ayer en el concierto de Limones no fue
real, no existió, casualidad... Digo yo que en Warner ese mismo ilustrado
del marketing estará dando explicaciones de la "no rentabilidad del
producto Limones" para convencerse de que el oscurantismo al que han
sometido a este grupo durante los últimos años estaba más que
justificado. O quizás, y eso le disculparía y le honraría, hoy no se
habrá levantado con la inventiva creativa necesaria y habrá excusado su
asistencia al trabajo. No voy a diseccionar el actual mercado
discográfico, ni entrar en análisis empresariales de las compañías, no
voy a emplear ecuaciones frías ni cálculos deshonestos porque creo que
ya se han hecho y se hacen demasiadas operaciones matemáticas donde se
termina despejando la incógnita del artista con una amable patada en los
mismos. Especular con una trayectoria musical y demoler lo que quede de
él está en la primera orden del día de estas deshumanizadas compañías
discográficas. Y si no que se levante y hable Enrique Urquijo -lo mejor
que dejó grabado no fue su música, fue su puño en el rostro de alguien
que hoy no mencionaré de warner chapel-, que Antonio vega diga y denuncie
por qué en vez de pensar y disfrutar en su trabajo tiene que limosnear a esa
misma compañía
Quizás hoy
debería expresarme en un tono más positivo, el concierto de ayer
-pensareis- lo merece, Limones lo merecen, su nuevo disco, lo merece, su
público, lo merece. Pero, eso ya lo sabéis (porque careceis de esas
calculadoras que ellos poseen) y por ello quería homanejear a "esos
benditos limones" (te robo esta frase, Itxu) recordando y no
olvidando lo aquí expresado. Creo que la ocasión lo merece, es la justa
reválida.
Limones son Santi,
Landy, Juan, Iván, Pipo, Álvarito, Juande,
Carlos, Miguel, Bugliot, Ferni, Scoty,
Itxu, Silvia, Tamara, Miriam, Raul,
Miguel, Silvia, Juan, Pachi, Sergio, Estibaliz... todos y cada uno de los que hemos
crecido y creido en su música, en su talante, en su templanza, en su
cercanía, en su espontaneidad, en su Directo. Limones carece de ese
artificio con el que se barniza cualquier producción musical debidamente
presentada en un embalaje con myor coste que el producto. Limones ha
convocado un público fiel en cualquier concierto que han hecho (Limones
no han vuelto, eso lo sabemos nosotros. Nunca se fueron, alguien debería
haberselo comunicado a su anterior compañía discográfica), el número
de público dependía de que muchos pudieran dejar los niños con alguien.
Lo de ayer no era necesario por nosotros (los limoneros somos cual
cristianos que convocados en catacumbas superamos cualquier expectativa en
cuanto a asistencia), ni por Santi (nos conoce a cada uno de nosotros e
incluso tiene nuestros teléfonos), ni por los medios de comunicación que
se convocaron (recogerán esta noticia como anécdota más que por
interés musical)... Lo de ayer tan sólo era necesario para que algún
ilustrado del marketing repase sus balances de gestión y tenga ligeras
molestias de sueño. Recomiendo para corregir dicha molestia reproducir la
canción 7 del cd1: DIEZ CAÑAS.
Gracias por
ayer, por siempre.
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