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Popes80 | 10 noviembre, 2024

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Álex de la Nuez: «Después de Álex y Cristina me puse a poner copas en la discoteca Archy»

Álex de la Nuez: «Después de Álex y Cristina me puse a poner copas en la discoteca Archy»
Alberto García Valdegrama

Charlamos con Álex de la Nuez sobre el presente, el pasado y el futuro de su carrera musical

¿Cómo te encuentras actualmente?
Profesionalmente en plena fase creativa y de promoción, y anímicamente mejor que nunca porque me encanta mi trabajo.

¿Qué recuerdas de tus años con Los Zombies?
Se dice que si recuerdas algo de los 80 es que no los viviste o no estabas. No me acuerdo de casi nada (ríe). Como escuché en una serie, la mitad de mi vida se divide entre cosas que no recuerdo y cosas que no quiero recordar, Zombies está en ambas. Los Zombies significó mi bautizo, aunque sin la menor idea de que eso fuera a ser una profesión.

¿No te habías planteado dedicarte a la música?
Ni de lejos, fue por puro azar. Zombies ya existía, pero la formación que llegamos a grabar se montó a raíz de que perdimos un autobús. Fue entonces cuando decidí acercarme a ver mis antiguos compañeros de colegio y empecé a hablar con Marco Rosa, que fue el primer bajista de la formación – y tiempo después el bajista de Antonio Vega-. Le comenté de hablar con Bernardo cuando saliera del colegio para plantearle volver a montar la banda ahora que ya sabíamos tocar, así hicimos y Bernardo dijo que sí. Éramos unos niños. En un mes ya teníamos el local de ensayo y a los tres meses ya estábamos tocando en la sala El Sol, que también estaba empezando en aquella época y ya era una sala conocida. Hasta que no apareció Rockola, la sala mítica de actuaciones, la sala El Sol era la referente, tanto es así que había una canción de Miguel Ríos que decía `el neón de color rosa se hace cargo de las cosas´ haciendo referencia al color del neón de la fachada del edificio. La sala El Sol era un sitio realmente rompedor. Tocamos en el año 79, tres meses después de esa cuestión de azar, y en cinco meses ya teníamos a Groenlandia en la calle. Todo fue como muy repentino, vertiginoso y sin intención por mi parte en ningún momento de ser músico profesional y vivir de esto.

¿Cómo resultó ese primer concierto en El Sol en cuanto a convocatoria?
Muy buena pregunta. Curiosamente estaba a reventar. Cuando me planteo una actuación vienen cuatro gatos, los amigotes que venían a verme ya tienen sus trabajos y sus familias, dejé de hacer actuaciones en bares porque era frustrante. Todo es cuestión  de marketing, es cómo se venden las cosas, te encuentras de repente la ciudad empapelada con la actuación de tal persona en el estadio y a o mejor tiene más posibilidades de que te salga rentable a que toques en un bar, donde tan sólo figurará en lo que el  bar y tú publiquéis en Facebook. Ese día estaba a reventar, aún sin el disco publicado había cierta efervescencia. Bernardo formaba parte de un movimiento, que a mí me da mucha rabia que lo llamen La Movida ya que no tiene nada que ver, en el que aparte de estar Alaska, había escritores -que también yo lo fui escribiendo en la sección de Berlanga en el ABC -, pintores, intelectuales inquietos, artistas variopintos… Eran todos gente bastante joven con una pasada de creatividad. El movimiento de entonces era una cosa increíble. Nada que ver con los menores de treinta que hoy veo y pienso que tienen la cabeza hueca.

¿Qué pasó con esa complicidad que transmitían Alex y Cristina?
Alex y Cristina fue un proyecto que en sí nació como la idea de que fuera una carrera de Cristina en solitario. Nace cuando yo estoy en Los Zombies y sigue mientras estoy con Tequila. Cuando en Tequila nos separamos, sólo recibíamos negativas por parte de la compañía de discos por un motivo o por otro. No nos querían publicar como Alex y Cristina. Que si la chica no cantaba, que la imagen no la veían, que los dúos no funcionaban, … Las compañías son lo que son, nunca han descubierto a un artista. Fue una lucha durísima y muy frustrante. Recuerdo de aquella época que uno de los libros que leía era La conjura de los necios y me identificaba con Ignatius J. Reilly. Tras tantos portazos, casi hubiera preferido que tuvieran razón y la cosa se diluyera porque el mundo tendría un sentido, podría ser que realmente fuéramos muy malos. Pero luego, el pelotazo que pegó y te planteas «¿para esto tantas frustraciones?». Con el público me llevo siempre de maravilla, siempre que ha habido un lanzamiento bien hecho siempre ha funcionado, el problema lo tenía con la compañía de discos. Es imposible que no haya resentimiento por parte de la industria musical hacia mí, porque en todo lo que fue el proyecto y la producción de Alex y Cristina no participó absolutamente nadie, nadie se pudo poner una medalla.

Regresaste en el 94 como Álex de la Nuez con Dame más, todo un éxito. ¿Por qué no hubo más?
Estás haciendo preguntas muy incisivas y acertadas. Echarme de Álex y Cristina, porque me echaron, fue como echarme de mi nombre, sólo hubiera faltado que siguiera llamándose Álex y Cristina sin mí. Algo curioso fue cuando en una ocasión alguien me preguntó si yo era el de Cristina y Los Subterráneos, el colmo… El grupo duró dos años nada más, en dos años no te da tiempo a hacer absolutamente nada. Como no había ganado dinero ni podía permitirme ciertas cosas -sí es cierto que había empezado a hacer mis primeros pinitos como productor, pero la parte administrativa y burocrática nunca me ha gustado, prefiero ser yo el que canta- me puse a poner copas en la discoteca Archy. Cuando me iba bien era cliente, podía permitirme cenar ahí y como tenía muy buena relación con Cris Lozano, por entonces con Jaqueline de la Vega, les comenté que podría llevar una barra dado toda la gente que había ido conociendo. Aquello funcionaba de maravilla, hasta estuve jugando al billar con el ya fallecido Robert Palmer. La barra de Alex de la Nuez tenía mucha gracia, pero no dejaba de ser un camarero. Por entonces, me llama un amigo que trabaja en publicidad y me dice que le estaban proponiendo que un artista hiciera una versión del tema Give it up, le dije que me lo enviara y, al escucharla, no era algo que me volviera loco. Como siempre me he identificado mucho más con mi etapa en Tequila y con algunos de mis temas en solitario que pasaron desapercibidos, y como por entonces estaba funcionando la versión de Elvis Presley de UB40, les propuse hacer la versión de Steve Miller, pero llevada con tempo reggae en la que se me ocurrió meter una especie de rap que estaba funcionando mucho en círculos alternativos. Pegó un pelotazo brutal. Era la primera vez que como artista llegué a ser el número uno de la lista de ventas oficial, era una lista en las que se ponían de acuerdo todas las compañías de discos para tener una referencia real. Ni con Los Zombies ni con Álex y Cristina había llegado al número uno como disco más vendido. Pues puedes pensar que ya está, lo he vuelto a demostrar por tercera vez -Tequila no cuenta porque ya era un grupo que funcionaba- y las tres veces empezando desde cero. Cuando se presentó Dame más tenían que explicar que era el de Álex y Cristina.  Ahora, cuarenta y dos años después, que he sacado La Caja de Pandora hay que explicar que soy «el de». Terminó la campaña y adiós, encantado. Pregunté si no íbamos a hacer un contrato, más discos y… que no. Se acabó.

¿No hubo ofertas de otras compañías o de pequeñas discográficas independientes?
Por ningún lado, y para colmo por un error burocrático llegó un momento que no tenía derechos sobre mi propia adaptación, y como no era dueño de mi obra la publicaron en Hispanoamérica siendo un pelotazo. Un día me llamó alguien que estaba viendo Televisa, a través de Canal+ o satélite por aquella época, para contarme que estaban entrevistando a un grupo que estaba cantando mi canción y al preguntarles si el tema no era de Álex de la Nuez, respondieron que no, que no sabían nada. Me perdí la posibilidad de haber tenido un pelotazo en Hispanoamérica y haber hecho gira. No he tenido mucha suerte en eso.

Vuelves con un tema de amor, Luna de fresa, letra de Enrique Mezquita con el que continúas una relación musical que ya iniciasteis con Esencia.
Realmente, Luna de fresa no debería ser una canción mía. Enrique es un gran periodista, comunicador y persona que me está llevando la prensa, pero como no puedo pagarle le propuse poner música a sus letras. Sobre esta canción quién debería responderte sería Enrique, en principio no era una canción para mí, nuestra idea era enseñarla, es un tema que le pega más a una chica.

Y con La Caja de Pandora, ¿una canción protesta?
Más que de protesta, es una canción de análisis que está diciendo: cuidado, señores poderosos, -referido a los manipuladores, que para mí son los servicios secretos- que se os va a ir de las manos, porque habéis creado un monstruo que son las redes sociales, en principio simplemente por interés económico o por controlarnos, y es imparable la comunicación. Quienes están atentos a lo que se cuenta en las redes, que es una parte muy pequeña de la población por desgracia aún, no les engañas tan fácilmente. Tienen acceso a demasiada información. Como vivo en Cataluña momentáneamente, hoy he visto la portada de El Periódico y La Vanguardia y era la misma. Una página en negro diciendo que la mayoría de los delitos están en las redes. Es una forma de manipular advirtiendo de que tengas cuidado con lo que ves en las redes, hazme caso a mí que soy bueno y yo te cuento como cuando estuve diciéndote que estuvieras encerrado en tu casa sin ninguna falta. Un año hemos estado en arresto domiciliario que resultó ser anticonstitucional y completamente innecesario. ¡Venga ya!

¿Qué planes musicales tienes?, ¿te veremos en un escenario?
Claro, tengo una banda en Cataluña, pero por edades nos cuesta un montón ponernos de acuerdo para ensayar, estoy dando vueltas en volver a Madrid, donde también tengo muy buenos músicos encantadísimos de tocar. Lo que más me apetece en mi vida es subirme a un escenario. O sea, que sí que me veréis.

¿Cuentas ya con un repertorio?
Más de ciento cincuenta. Tendría que sacar un disco que se llamara Grandes fracasos, aunque no se les puede llamar fracasos al no estar publicados, son grandes temas que no conoce nadie. Cuando vine a San Cugat con cincuenta y pico años para estar con mi hijo y poder criarlo, aparqué la música un tiempo y me metí en un restaurante cuyos socios eran un amigo mío y el hijo de Diango, y precisamente fue mi hijo el que escuchando con diez años las veinte canciones que tenía grabadas en un cedé que tenía para oírlas de de vez en cuando, me dijo que molaban un montón. Eran letras de adulto y le hacían muchísima gracia, me estimuló para seguir creando. Recuerdo una que le llamaba especialmente la atención, As de corazones, tema que habla de la buena y mala suerte y cuyo estribillo dice «incluso el de la guadaña y la calavera al pasar a mi lado, toc-toc, toca madera», eran letras serias y le gustaban. Tengo ya grabado y masterizado otro tema con una cadencia muy Beatle y con la peculiaridad que conseguí que en ningún momento hubiera ninguna referencia a género masculino o femenino. Es decir, que lo podría cantar un hombre o una mujer con las mismas palabras al ser totalmente neutro. Lo sacaré cuando tenga el vídeo hecho, pero a La Caja de Pandora le queda aún un pequeño recorrido de unos dos meses.

¿Cuáles son tus aficiones?
Aparte de hacer sudoku, fundamentalmente soy lector y oyente de la geopolítica, la geoestrategia, saber de dónde vienen las cosas, qué pasó en Sumeria, tengo a un experto en la Biblia al que sigo muchísimo, que traduce la Biblia literalmente desde su conocimiento de hebreo antiguo y ya te digo que lo que tenéis en casa, a veces, es de chiste y otras no, y te lo están contando. La política no me interesa nada. Hoy mismo, hablando con un abogado en Twitter, tratando las declaraciones de Joaquín Sabina sobre que había perdido su fe en la izquierda, le comentaba que a mí me da igual que gobierne uno de izquierdas o de derechas, que lo que me parece es que tenía que gobernar un sabio, una persona que demuestre que es un sabio y a ser posible que no tenga ideología. Os animo a que sigáis y compartáis mi canal de Youtube al que estoy dedicando horas y boras, y donde estoy enseñando algunas cosillas, que aunque no me gusta ser profesor tengo muchas cosas que explicar, cuento anécdotas, lo que significa ser músico y cada vez voy teniendo más seguidores.

¿Qué música te acompaña?
En casa del herrero, cuchillo de palo. De pequeño me gustaban Yes y Génesis, luego me pasé a Chico Buarque y Caetano Veloso, más adelante descubrí a raíz de George Benson y The Jackson 5, lo que es el pop con una armonía de jazz. Fundamentalmente ese es mi gusto. Luego, he sido muy de rock duro, quitando Lez Zeppelin, Soundgarden era el grupo que más me gustaba. Actualmente tengo que hacer mucho esfuerzo para meterme y encontrar algo interesante, que, aunque lo hay me cuesta muchísimo ponerme a ello. Mi madre ponía mucha música clásica en casa mientras limpiaba, por eso a veces sí que escucho mucha música clásica como Bach o Beethoven.