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Popes80 | 12 diciembre, 2024

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Aunque tengamos el corazón de hojalata

Aunque tengamos el corazón de hojalata
Itxu Díaz
  • En 22 junio, 2020
  • http://www.itxudiaz.com

Miraba por la ventana los campos tostados de junio. Verde en retroceso y la marea de espigas en el horizonte. Llegará el verano y dará igual, supongo. A veces el tedio te alcanza así. Y la desesperanza del largo encierro te nubla hasta la bohemia. Me sentía un Hölderlin en su torreón. Pero un Hölderlin sin más inspiración que la pompa de un vaso de ron. Así estaba cuando llamó a mi puerta Espantapájaros, la canción con la que se presenta Bruna. Fue ese mismo día. En la misma ventana. Y al doblar la primera estrofa, el verde comenzó a revivir la campiña, y hasta del cielo parecieron brotar luces doradas y ese azul del verano que te hace sonreír como un niño. Sucede así cuando algo te abraza el corazón, te despierta los sentidos. Cuando te llaman al alma.

Todos tenemos el corazón de hojalata. Todos hemos naufragado alguna vez en las dunas del olvido. La paz de olvidar. Qué cosa tan extraña. Pero hay que saber sentirlo y arrojarlo a una canción, que te envuelva y te atrape, y te desgarre, a veces, si hace falta, para que tu corazón sepa que la historia va sobre ti. Hay que saber aludir. Sangrar por las cicatrices. Y atravesar los sentidos. A una letra hermosa, una voz que te conmueva. Una batería que te espolee. Una guitarra y un bajo que haga densa la atmósfera de este sueño. Y unos teclados capaces de alzarte y transportarte al otro lado del tiempo y el recuerdo, a aquella playa de tiempo atrás, donde se ponía el sol bajo la ilusión de quemar otra noche, con la cruz en alma de haber llegado al olvido, mientras rubricas una postal de amor rutinario, sin gran ilusión, como en un deber cumplido.

Espantapájaros es todo esto, pero es sobre todo una feliz promesa. No es, en realidad, algo inesperado. No ha habido un solo proyecto musical con César Pop involucrado que no se haya visto transformado y agrandado con su presencia. Lo llena todo de carácter propio. Lo he escrito muchas veces antes. Y Bruna es su alma, todo su talento, realzado además por otros tantos virtuosos a los que la camaradería de esta apuesta les da ganas de componer, de poner al servicio del grupo todo su valor y su inspiración. En la voz de Nadia está también la credibilidad, una sensible finura para hacerte sentir en La Habana mientras desliza esta historia de melancolías que, a ratos, son también felices.

Bruna es todo lo que vendrá. No sé si lo afirmo o lo deseo. Por ahora el campo desde mi ventana ya no es un secarral. La vida se abre paso. El verano ha vencido a la primavera. La lluvia cálida lo ha vuelto todo más fértil. Y hasta recobramos poco a poco el ánimo. Pero nos llevaremos Espantapájaros entre las manos para el camino, por si se hace duro pensar en los ojos que a ratos olvidamos. Porque con canciones así no solo sobrellevamos los tiempos áridos, sino que también aprendemos a vivir, aprendemos a sentir. Incluso aunque tengamos el corazón de hojalata.

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