Jaime Zelada: «Lo que rejuvenece es hacer lo que te gusta, vivir pasional y motivado»
Procedente de una familia de músicos y amantes de la música, Jaime Zelada (La Coruña, 1978) es hoy teclista y percusionista de una banda mítica de la historia del pop español: Los Brincos. De alguna manera cerró un círculo con su llegada al grupo, porque tanto su padre como sus tíos compartieron colegio con los hermanos Morales, Junior, Ricky y Miguel y formaron bandas previas a Los Brincos con ellos. Aunque las giras y conciertos con el grupo le ocupan buena parte de su tiempo -compartido con el que dedica a su otro grupo también mítico: Tennessee-, el centro de su vida es la música profesional, colaborando en multitud de artistas, grupos y proyectos musicales. Viejo amigo de Popes80.com, charlamos con él sobre el oficio, los proyectos y las ilusiones.
¿Cómo definirías este momento de tu vida?
Me encuentro bastante pleno. Con una sensación de pleno al quince porque tanto en lo emocional, que es lo más importante, como en lo profesional, he conseguido lo que quería. Es una suerte levantarme todas las mañanas y decir que soy músico. He logrado ser músico y no sólo serlo, sino que toco en proyectos muy chulos e interesantes y no dejan de llamarme para cosas muy diferentes. Aparte de estar con Los Brincos y Tennessee, este fin de semana tocaré con un cuarto de jazz en el Matadero, el lunes estuve en una escuela de claqué en Albacete… Afortunadamente, estoy en continuo movimiento. Por eso te digo que estoy bastante pleno al quince en todos los sentidos.
¿Con qué te divertías de chaval?
Hacer deporte, jugar al fútbol, tocar y tocar. Y me divertía muchísimo tocando. Al provenir de familia de músicos, como puedes deducir, hacíamos muchas quedadas de tocar por puro entretenimiento. Me enteré que la música era una actividad profesional cuando me había cambiado la voz ya.
Previamente al fenómeno de Los Brincos, tu padre junto a sus hermanos estuvieron en otras formaciones con los hermanos Morales, y ahora que tú eres parte de la veterana banda, ¿es como estar en casa o como estar en una buena escuela?
Las dos preguntas serían mi respuesta. Es como estar en casa y en una buena escuela. Es como estar con mi padre y estar con mi padre era estar en casa y era una muy buena escuela. Estar tocando con gente que lleva 60 años en el escenario todo lo tienes que aprender.
¿Por qué te decantaste por la música?
Es que no sabía que la música iba a ser mi profesión, te lo juro. Yo no me decanté, me lo estaba pasando muy bien, disfrutaba de la música. Poco a poco fui aprendiendo que había quien se dedicaba a eso que yo jugaba en casa. Pero hay que estudiar, no sólo es tocar. Entonces me decidí a estudiar en la Escuela de Música Creativa en Madrid, pero antes me mandaron a Barcelona al Aula de Música porque era una escuela que tenía convenios con la escuela de Berckley. Fui con la intención de con el tiempo poder presentarme ante los examinadores de Berckely. Hice mi trabajo y pude ir becado, pero todos los que estaban en el Aula de Música de Barcelona eran unos cracks, unos genios. Y yo llego a tocar, pero a genio no llego. Se me fueron bajando los humos, no fui a Berckey, pero seguí estudiando música. Fue todo poco a poco, realmente nunca dije quiero dedicarme a la música. Simplemente me dijeron que si me gustaba había que estudiarla. Y mi padre, que me animó a ello, fue de muy gran ayuda.
Por tu experiencia en Los Brincos ¿la música rejuvenece?
Vaya que si rejuvenece. Lo sé tanto por Los Brincos como por mucha gente de mi generación de 40 y de los que tienen 50 o 60 años. Lo notas. Creo que lo que rejuvenece es hacer lo que te gusta, más que la música. Normalmente la gente que se dedica a la música no lo hace por ganar dinero, lo hace porque como sabes le gusta y es su pasión. Lo que rejuvenece es vivir pasional y motivado, y eso claro que rejuvenece. Fíjate en Miguel Morales.
Estás con Tennessee, un grupo que convive con el doo wop, el swing y el rock and roll más genuino. ¿Los sonidos clásicos te buscan o te atraen irremediablemente?
Supongo que una cosa lleva a la otra. Me atrae mucho porque es la música que más me gusta y emociona, también supongo que se me dará bien y ya sabes cómo es esto, entras en una rueda de música equis y ya te meten en ello. Es como ser actor, haces una serie de comedia y ya eres cómico para toda la vida. En mi caso, se juntan las dos cosas, se me da bastante bien, me gusta mucho y entro en una rueda de añejos (rie) -esto no lo pongas, pon otra cosa: música de siempre, por ejemplo-.
Lo de añejo, con o sin permiso, lo voy a dejar, no tiene por qué tener una connotación negativa. Lo añejo o lo genuino es bueno, y más si nos referimos a la música.
Tú verás (ríe). Sé que no para ti, para mí ni para el que valore la música.
¿Les has hecho también algún arreglo?
Cada músico, guitarrista y teclista tiene su estilo, con Tennessee más que arreglos yo iba a lo mío. Tanto con los Brincos como con ellos o con cualquier persona con la que toque, soy bastante fiel a sus discos, aunque irremediablemente pongo mi granito de arena y además, aparte de intentar hacer lo de siempre intento actualizarlo un poquito con mucho respeto.
Hace unos días me contaba César Pop que su época de pianista en Toni2 la recuerda de muchísimo aprendizaje. ¿Cómo está resultando tu experiencia como pianista de hotel y de crucero?
¿Sabes que estuve este verano en el Toni2 porque me llamaron? Pero es que es muy duro. Los pianistas de allí están horas tocando y actuando pegados a una masa de gente. Tocar en hoteles y cruceros es maravilloso, sobre todo y lo más importante es porque sigo jugando con aquello con lo que jugaba de pequeño, da igual que sea haciéndolo ante diez mil personas en el Wizink o ante un grupo de señoras tomándose un té con pastas en el hotel. La emoción mía es exactamente la misma. Lo disfruto igual, y como me comentas de César Pop es mero aprendizaje. Tocar siete horas al día en un crucero con una cantante durante seis meses, imagínate. Aprendes mucho de música y de lo que quiere el público, y en el hotel es lo mismo. Y bienvenido sea todo lo que me venga. Si me llama un rapero para ponerle unas bases ahí estaré. Básicamente soy muy disfrutón de la vida, y de la música ya ni te cuento.
¿Trabajar en un hotel o barco tiene ese halo de romanticismo, drama y comedia que podemos imaginar?
Es duro. Tiene esa parte romántica que, por supuesto se imagina, pero luego es ir a galeras, es ir ahí a remar. No hay domingos, no hay festivos, no hay nada más que el hecho de tocar. Y aunque te sepas mil canciones, al final mil canciones tocadas todos los días durante medio año te parecen repetitivas, crees que un tema lo acabas de tocar y lo mismo hace diez días que no la tocas.
Hay alguna historia anecdótica o disparatada de tus vivencias como músico de cruceros que especialmente te llamara la atención.
Algo que nunca me había esperado como pianista en un crucero fue encontrarme con que antes de ser músico, ante el capitán y los oficiales soy un miembro más de la tripulación, da igual tu trabajo, tanto yo como el del bingo éramos un tripulante más. Recuerdo los primeros madrugones al escuchar “¡alarma, alarma, buscad bomba!”, porque había un montón de simulacros, y esos primeros sustos ni te puedes imaginar lo que fueron para mí. Me lo habían explicado, pero el susto no te lo quita nadie. Cada uno tenemos nuestro cometido ante un simulacro, tanto si la alerta es para abandono de barco o es para activar el protocolo de búsqueda de una bomba. Me hace gracia, con muchísimas comillas, que a las siete de la mañana despierten a un músico -algo que ya sabes que debería estar prohibido- para buscar una bomba, cada uno tiene su labor por la zona asignada. Una vez la encontré y eso significa un gran premio en forma de reconocimiento de los compañeros. Se comentaba que un tal Jaime, un músico español, la había encontrado. Se vive como algo muy serio encontrarla, somos 700 personas buscándola. Esto es divertido contándolo ahora, pero a las siete de la mañana habiéndote acostado a las tres trabajando, uno no está para bombas.
¡Todo un scape boom reglamentario!
Así es, eso mismo. Pero eso sí, tras encontrarla tienes una responsabilidad, no la puedes coger y llevársela al capitán, como en una ocasión alguien hizo paseándola por todos los pasillos y gritando que la había encontrado, hay que seguir un protocolo que te enseñan como, por ejemplo, avisar a los bomberos, ….
¿A qué edad compusiste tu primera canción?
Desde que por primera vez tuve un piano delante y me puse a jugar. Mi primera canción la compuse con unos 9 o 10 años con un pequeño casiotone de los míticos blancos que me regalaron por mi primera comunión. Pero no era nada, insisto en que para mí no era componer, era jugar, no tenía ni el concepto de composición ni conocía los acordes. Pero sí sabía que estas notas con estas notas iban a sonar esto. Es verdad que luego me salió una melodía simpática y con los años la fui evolucionando.
¿Estás trabajando en tus propios proyectos? ¿Cuáles son y para cuándo te lanzarás a presentarlos?
¡Toma pregunta! Me encanta la pregunta y a ver que tal me sale la respuesta. Llevo muchos años detrás de un disco que quería hacer porque es un disco homenaje a mis padres, que fallecieron. Mi madre, que era enfermera realmente, escribió muchos versos y llegó a publicar una novela con la que ganó un concurso. He ido recopilando todos los poemas que he podido conseguir en todo tipo de papeles y servilletas, y los que me parecen más bonitos y más recuerdos me traen los estoy musicando. Y además de estos poemas de mi madre, como también tengo algún tema que compuso mi padre -que aunque no era músico profesional era súper músico de todo, de pasión , componer y tocar -, los estoy arreglando para incluirlos en un mismo disco junto a un par de temas míos. La idea es muy buena, pero grabar un disco conlleva logística y romper las barreras que me pongo yo mismo al ser algo tan emocional y tan desde dentro. No me cuesta nada grabar el disco de otra persona, de Tenneessee. Los Brincos y de quien haga falta. Pero grabar algo mío, ¡uf!. Eso me impone muchísimo. Por eso aún no he sacado el disco, lo puedes reflejar así, no lo he sacado aún porque hablar de uno mismo es muy difícil, aunque tenga muy claro lo que voy a contar. Entre mis trabajos y este miedo escénico entre comillas por ser algo muy personal, no acabo de lanzarlo. Los temas los tengo hechos, solo me faltaría grabarlo y un productor, que hace muy bien lo de motivar y marcarte una hoja de ruta para que vayas sacando las cosas.
Como profesional, ¿qué mejoras deberían producirse en vuestro gremio?
En España, varias. Que nos tomasen un poco más en serio, pero no sólo los que mandan y los que nos hacen pagar desde Hacienda, sino también los propios músicos. Que nos retroalimentemos y no estemos buscando siempre la trampa en cómo facturar. Y también, que joder, ser autónomo y músico hoy en día en España es una putada. Pagar un mínimo de 300 euros al mes sin saber lo que vas a ganar es tremendo. Cambiaría las condiciones legales, administrativas y fiscales de una forma más coherente con la realidad.
Por otro lado, me gustaría que la gente y el público tuviera más cultura musical, y se resaltara el valor de quien es músico de profesión, que trabaja muchísimo y vive de ello, del que toca por divertimento en un grupo.
¿Qué grupos nuevos te gustan?
No tengo estilo ni grupo favorito, me gustan las cosas bien hechas independiente del estilo y la época.
¿Qué escuchas habitualmente?
No soy capaz de decirte qué es lo ultimo que he escuchado porque ahora estoy con un disco de Dulce Pontes y de Luar Na Lubre, pero la semana pasada era hip hop y pop español. En mi caso, lo que escucho últimamente no define la música que me gusta. Me gusta todo lo que esté hecho de corazón y que sobre todo sea de verdad.
Puedes escuchar las notas de Jaime Zelada los viernes y sábados -que tenga disponibles- en el Hotel Princesa Plaza de Madrid de 19:00 a 21:00 h.