Sabina en Málaga: concierto memorable con sabor a despedida
La gira Contra todo pronóstico de Joaquín Sabina, tras su aparatoso accidente en el WiZink Center de Madrid el pasado 13 de febrero de 2020, recalaba en Málaga y POPES80 acudió a la primera de las dos citas con sus seguidores malagueños. El genio de Úbeda emocionó a los presentes en un concierto con sabor a despedida.
Suena como intro un tema inédito de su autoría que da nombre a la gira, Contra todo pronóstico («A veces quien se ríe el último soy yo… Bailo el rock and roll de los suicidas…»).
Tras una emotiva entrada (el reencuentro con sus fans después de la caída y la pandemia), guitarra en ristre y sentado, el Dylan español arrostra, a sus 74 años y con su mala salud de hierro, Cuando era más joven.
«Hacia mucho tiempo que no volvía a Málaga, que fue muy importante para mí porque en Pedregalejo, en Zambra, sucursal de La Mandrágora, conocí a Antonio Banderas, a María Barranco…», rememora Sabina, que prosigue: «Otra vez de hotel en dulce hotel, del caño al coro cambiando el diccionario… Haciendo habitual lo extraordinario. Verdial y boquerón en las playas de Málaga la Bella».
Entona Sintiéndolo mucho, tema con música de Leiva que da título a la película documental que le ha dedicado Fernando León de Aranoa. «Muchos creyeron que me habían amortizado, cuando viajé del Wizink Center en camilla al hospital, con los dedos del Serrat entrelazados, devolviéndome las ganas de cantar». Toda una declaración de principios, que prosigue con Lo niego todo («Aquellos polvos y estos lodos») y Mentiras piadosas.
Continúa con Lágrimas de mármol («Superviviente, sí, ¡maldita sea! Nunca me cansaré de celebrarlo… Me duele más la muerte de un amigo que la que a mí me ronda»), canción de 2017 que parece compuesta después de su accidente y en la que se aprecia la mano de Leiva.
El jiennense se mostró cercano con su público, que abarrotaba el malagueño Palacio de Deportes Martín Carpena: «Ahora he estado tres años sin subirme a un escenario (por la caída y la maldita pandemia). Aparte del gran placer de estar aquí con vosotros, este oficio también produce amigos nuevos que han venido hoy, como Vanesa Martín, querida y admirada, su padre, Anita, Rosauro, otra Anita (entre otros)». A ellos les dedica Cuando aprieta el frío, del disco El hombre del traje gris.
La fiesta continúa con Por el bulevar de los sueños rotos, a dúo con Mara Barros. «Viva Chabela. Preciosos coros, carajo», espeta Sabina, antes de interpretar Llueve sobre mojado, que grabó en su día con Fito Páez, momento que aprovechó para presentar a su banda: Jaime Asúa (ex Alarma), a la guitarra, Antonio García de Diego, al piano, guitarra y dirección musical, Mara Barros, a los coros, Pedro Barceló, a la batería, Laura Gómez Palma, al bajo, Borja Montenegro, a la guitarra, y Josemi Sagaste, al saxo, flauta y acordeón.
Mara Barros le concede un descanso al jefe y canta Yo quiero ser una chica Almodóvar (“También he compuesto para chicas”). Y Antonio García de Diego hace lo propio con La canción más hermosa del mundo.
Vuelve Sabina con una flamenquísima camisa de lunares y entona Tan joven y tan viejo (Like a Rolling Stone) y A la orilla de la chimenea. Y, tras un recitado de apología al cuerpo de la mujer, canta La canción de la Magdalena, que musicó Pablo Milanés, de nuevo con Barros. «Que hasta el hijo de un Dios, una vez que la vió, se fue con ella…» La apoteosis llega con 19 días y 500 noches, a la que sigue Peces de ciudad, que Sabina compuso para Ana Belén y que grabó él después.
También hubo lugar para un emotivo y solvente homenaje a la copla, con Y sin embargo te quiero, por parte de Mara Barros, con pellizcos de humor de Sabina, que la engarza con Y sin embargo, otra gema de su repertorio. Dice adiós con uno de sus éxitos primigenios, Princesa.
Ya en los bises, después de dos horas menos cuarto, Jaime Asúa canta El caso de la rubia platino. Vuelve el genio de Úbeda con otro de sus himnos, Contigo, Noches de boda, Y nos dieron las diez y, en la despedida, Si lo que quieres es vivir cien años. «Ha sido un enorme e inolvidable placer», confiesa Sabina, que se marcha con su banda mientras suena La canción de los buenos borrachos. Un concierto memorable con sabor a despedida.