Javier Ojeda: «Tuve el feliz accidente de ser vocalista»
Su voz es tan característica como casi imposible, Javier Ojeda es irremediablemente el cantante de Danza Invisible. Y tras haber lanzado como solista su EP Por amor, hoy estrena su disco de directos Más de 2.000 noches sin dormir con la Orquesta Sinfónica de Málaga y otras bandas, tantas como seis en total, algo único hasta entonces. Camaleónico, todo un animal en escena que quiso ser periodista y acabó siendo cantante sin haber trabajado nunca la respiración, reconoce escapar a su entendimiento el éxito de Sabor de amor y la decepción con el tema Por ahora, que ahora ya es reconocido. De esto y más tratamos en esta charla con él.
¿Cómo te encuentras, Javier?
Genial, me pillas en uno de mis mejores momentos. Me ha faltado decirte que nunca he estado mejor.
¿Qué nos encontramos en el disco Más de 2000 noches sin dormir que acabas de publicar?
La peculiaridad más importante del disco es que son catorce canciones, trece de ellas en directo. Pero están interpretadas por seis bandas distintas, creo que es el primer caso en la música española en el que hay un directo de estas características. Es el mismo vocalista acompañado por distintos formatos. Lo que sí que hay son muchos discos de duetos y de colaboraciones, de eso hay muchísimos, pero discos en el que el cantante sea el mismo y los que están tocando detrás sean otros y en directo, si no es el primer caso, debe estar muy cerca.
¿Qué se siente con una banda sinfónica a tu espalda?
La verdad es que fue una pasada. Ya había tocado en alguna ocasión con la Orquesta Sinfónica de Málaga, piezas musicales y algunos conciertos puntuales, pero ya venía dirigido y con los arreglos realizados. En este caso, la principal diferencia es que a parte de escoger yo totalmente el repertorio también elegí al arreglista. Un músico extraordinario de jazz de Málaga, Jose Carra, que es el responsable sobre todo de la brillantez de los arreglos. También resulta que la Diputación de Málaga apostó fuerte por el evento y también escogió un director de orquesta fantástico asturiano, Rubén Díez, que también dirigió, por ejemplo, el Raphael Sinphónico. Estaba claro que el resultado iba a ser óptimo.
Tenías vocación periodística, con tu edad de ahora y de haberlo sido ¿a qué faceta del periodismo te hubieras dedicado?
Lo primero que me gustó es algo parecido a lo que haces tú, ser periodista de rock por decirlo de algún modo. Esa fue mi primera vocación de adolescente. Siempre digo que soy hijo de la prensa rock underground de comienzos de los 80. Disco Exprés, Vibraciones, Rock Especial… Todas estas revistas son con las que he me he hecho mi culturilla musical. Y eso es lo que yo quería hacer, ya posteriormente haber sido periodista cultural, en general, y hacer también mis pinitos en el cine, en el comic, la literatura, eso es lo que me hubiera gustado. Luego tuve el feliz accidente de acabar siendo vocalista.
Desde hace 41 años vives entregado a la música, ¿imaginaste que iba a ser tu profesión y tan duradera?
Jamás, nunca pensé que iba a ser mi profesión, luego ya cuando finalmente empecé a estar de músico, ya dije que bueno, esto seguramente me iba a durar unos años, va a ser una aventura fantástica, y luego ya pasado cuatro o cinco años retomaré mis cosas, como la carrera de Filología Inglesa que estaba estudiando. En ningún momento me imaginaba que íbamos a tener el exitazo que tuvimos sobre todo a finales de los 80 y principios de los 90. Esa franja fue brutal.
En esa etapa sacasteis varios discos seguidos con buenas ventas.
Exactamente fue así, duró varios discos de éxitos seguidos. Y ya cuando tienes una edad y conoces el oficio, una vez disipada toda la vorágine de la fama, empiezas a disfrutar un poco también de lo que es ser ya músico, pero como profesión dices: vamos a seguir disfrutando de esto, vamos a intentar hacer buenas canciones, vamos a sobrevivir, a mezclarnos con otros músicos, a disfrutar de lo bonito de la profesión, que creo que es lo que llevo haciendo desde hace unos cuantos años.
¿Qué hace que tengas esa vitalidad acrobática, vocal y gestualmente tan expresiva en tus actuaciones? O cómo diría aquel: Dime qué tomas y dame un poco de eso.
(Ríe) Me gusta la pregunta. No lo sé, pero leo en entrevistas que me hacen en prensa y radios que todo el mundo asocia mi persona a la palabra “energía”, siempre. Pero claro, yo no me veo, soy así. Lo achaco a que por mi personalidad soy muy explosivo en general y a que soy un tío muy apasionado con lo que hace. Todavía me parece un regalo el ser músico, estar haciendo música y ganándome la vida con esta profesión que es fantástica. Fíjate que esta mañana según salía de una oficina municipal, había una chica que se hizo una foto y me dijo “no te puedes imaginar los buenos ratos que he echado oyendo tu música”, qué satisfacción escuchar eso, es una gozada.
¿Cómo conseguiste dominar lo más identificativo de ti, tu rango vocal? Porque con eso no se nace sin trabajarlo, ¿o ha sido puro trabajo autodidacta?
Puro trabajo autodidacta completamente. Lo que sí, como nunca he dado clases de canto no sé si lo que voy a decir es muy ortodoxo o no, pero recuerdo que, en los primeros años de mi carrera, cuando ensayábamos muy duro, me quedaba afónico muchas veces porque, por decirlo de alguna manera, no tenía las cuerdas vocales hechas a la dureza. Pienso, creo e insisto en que lo que diga no será nada ortodoxo, que esto es un poco como lo que ocurre cuando montas en bicicleta, hasta que te salga el callo en las piernas y estés acostumbrado, eso tarda un poco en coger dureza. Y luego te pones a cantar en tu casa todas las canciones de la gente que te gusta e intentas hacer los giros que luego no te salen igual, pero los vas haciendo a tu manera, y ese a tu manera termina resultando ser tu estilo.
¿Y la respiración? ¿Nunca la has trabajado?
Eso ni idea, no sé cómo se hace. (Ríe)
Eres la voz de Danza Invisible, pero te incorporaste cinco meses después de su formación ¿Quién es el líder de la banda actualmente o en esa banda malagueña no hay esa figura como tal?
Danza se forma entre agosto y septiembre del 81 y yo me incorporé en febrero o marzo del 82. Cuando entré en la banda la persona más importante, porque aparte de tocar la batería, cantaba y hacía las letras, era Ricardo Texidó, fundador del grupo que empezó como trío. En los primeros dos o tres trabajos la responsabilidad musical era de todo el grupo, todos lo hacíamos por igual. Y luego ya, algo más adelante, la música casi siempre la hacíamos entre Antonio Luis Gil, el guitarrista y yo. Es paradójico porque fuimos los dos últimos en entrar en la banda.
¿Qué canción de Danza te sorprendió por su repercusión y cuál te extrañó que no la tuviera?
Sabor de amor sin duda, jamás de los jamases hubiera pensado que iba a tener ese éxito. Fue para mí una sorpresa grata y la más grande de mi carrera.
Desde luego fue un tema que no faltaba en todos los pubs y discotecas de ese tiempo.
Y todavía, en las bodas y en cualquier fiesta. Y un tema que no sé si esperaba que fuera un gran éxito, pero sí que fue una gran decepción fue Pero ahora, que finalmente se publicó en el año 2000, y que yo tenía como material para sacar en un elepé, pero la compañía dijo de sacar primero un recopilatorio porque de alguna manera esa canción iba a ser un hit y que la añadiríamos junto a alguna más de las que tuviéramos, y así tendríamos vendido todo el disco. Nunca estuve de acuerdo con aquello. Luego resultó que tanto el disco del 2021, Efectos personales, como el single no funcionaron en absoluto. Y aunque del single no tenía el convencimiento absoluto de que fuera a ser un pelotazo como opinaba Warner por entonces, lo que sí me sorprendió fue que la acogida fuera tan tibia. Ahora la interpreto en directo y es una canción que tiene defensores fervientes, hay quienes la consideran mi mejor canción. Pero quién sabe, verán en ella que es una canción un poco más especial, esas cosas se escapan a mi entendimiento.
Eres de los pocos artistas no encasillados en un solo estilo, explores los sonidos que fueran se te seguiría escuchando. ¿Te sientes realmente así de libre al componer o experimentar?
Si fuera por mí me encantaría incluso arriesgar más, incluso ahora que, por ejemplo, la música que se lleva tiene un componente electrónico muy fuerte, hay cosas que me interesan y me gustaría meterme en algo de ello, pero desgraciadamente tengo mis límites. Ahí no me sé manejar y lo que sí que me gusta es hacer para lo que estoy dotado. Dicho todo esto, afortunadamente creo que sí, que soy versátil y que me puedo mover bien en el género del rock, pop, algo de soul, de música latina, rollo crooner, boleros… Todos esos estilos los interpreto con cierta gracia.
Recogiste en tu libro la historia de casi 50 años de pop malagueño. Sin pretender ponerte en un compromiso por los que no cites, refiere algunos de los imprescindibles.
No es ningún compromiso, entre los imprescindibles estarían por supuesto que Los Íberos en los años 60, buena parte de la discografía de Marisol o la de ella misma como Pepa Flores que es brillante, y me atrevo a decir que, al final de los 70 y 80 Tabletom marcaron una época en la música malagueña. Y luego otros muchos artistas , pero creo que estos son los fundamentales.
Tu hijo, con el nombre artístico de Jassy Ojeda, lanzó su primer tema a tu misma edad, 17 añitos. ¿Tiene pensado dedicarse solo a la música o él tiene un plan B?
Él sí tiene un plan B, está estudiando ahora arte dramático que le encanta y la música la tiene como una vocación. Cada equis tiempo saca una canción, la va publicando y a lo mejor en un futuro forme una bandita para unas presentaciones en directo, lo que sí que te puedo asegurar es que la música le apasiona, le encanta. Está escuchando música todos los días y cantando, lo vive.
Me encontré con su tema Antes de caer, la escuché y la guardé entre las canciones que me gustan. Apunta maneras en su estilo.
Es que es muy bonita la canción, ¿no?
El cantar lento, con tristeza en la musicalidad y tono con la letra aparentemente sencilla captó mi atención.
Se lo voy a decir, que le va a encantar.
Para muchos músicos y los que estamos a pie de escenario que admiramos tu voz y puesta en escena, sabemos de tu potencial como crooner. ¿No te has planteado hacer un disco solo con temas clásicos u originales de ese estilo?
Fíjate que desde hace mucho tiempo. Incluso recuerdo que me lo llegó a comentar eso la gente de Warner allá por el año 2003 o 2004, que hiciera un disco a lo Jamie Cullum, de ese estilo, así me decían. La verdad es que no sé, como me gusta tanto picotear de ese estilo a lo mejor me ha faltado hacer un trabajo solo con esa instrumentación. No descarto hacerlo en un futuro, pero ahora mismo me encuentro muy cómodo en general en el rock. De cualquier manera, en este disco que estreno hoy creo que al menos hay tres o cuatro canciones que encajarían perfectamente en eso que me estás diciendo.
Como Emborráchame…
Emborráchame de amor sin duda, la versión de Yolanda con la Orquesta Sinfónica de Málaga y la de Diez razones para vivir, que tiene un toque de jazz muy importante.
¿Qué escucha un musicólogo como tú, que escucha de todo y de todo siempre saca algo?
Esta misma mañana he estado escuchando a Tero Calderón, un artista puertorriqueño que hace música entre el hip hop y el reggaetón. Fíjate que el reggaetón en absoluto es mi género favorito, pero tiene un salero especial y me gusta bastante lo que hace. Creo que es un artista brillante.